Amiga 1: 

Se inicia en Reiki

 

 

"Siempre ha habido cosas que me producían sensaciones horribles: angustia, asco, taquicardia, inestabilidad, pánico, ansiedad, cierre de garganta, sensación de que mis dientes empiezan a engordar y no pasara el aire… me pongo malísima."

 

Podría decir que la tripofobia ha estado en mi vida desde siempre, pero diagnosticada desde hace unos cuatro años.

 

Supe lo que era, cuando mi hijo me mostró unas imágenes que venían definidas como tripofobia. Lo que me produjeron me llevó al hospital y a necesitar ayuda psicológica.

 

Desde el momento que vi las imágenes hasta hace aproximadamente 5 meses, estuve a temporadas mejor y otras peor.

  • Para ir al campo me quitaba las gafas, así no veía todas las cosas que me provocaban tripofobia.
  • No abría las cortinas del salón de mi casa pues las semillas de los árboles (plataneros) que hay enfrente me hacían sentir pánico.
  • No aparcaba el coche bajo los árboles de mi casa por miedo a que me cayeran las semillas y me tocaran.
  • Tuve que quitar adornos de la casa.

 

Como dije antes, hace unos 5 meses, a raíz de ver un capítulo de una de mis series favoritas todo fue a peor…

 

Hasta el punto de no poder andar por la playa, pues las diminutas motitas negras que hay en la arena (que por supuesto sabía que no son agujeros) yo las veía como agujeritos, redonditos y perfectos, en esta ocasión también tuve que ir a urgencias.

 

Mi collar de madera que nunca me dio tripofobia… empecé por quitarlo del colgador, pero aun así yo sabía que estaba en la habitación y terminé por sacarlo de allí.

 

 

 

Desde que empecé Reiki, todo empezó a cambiar muy deprisa. Ha sido en mi vida como un empujón llenito de valor.

 

Después de la primera iniciación le eché valor y aparqué bajo los árboles, no fue fácil, pero lo hice.

 

Al poco tiempo, una mañana abrí las cortinas del salón y aunque no podía evitar mirar las semillas, no las cerré.

 

Había momentos malos, pero respiraba y me decía “no pasa nada” y ese “no pasa nada” que antes no tenía efecto… poco a poco empezó a funcionar.

 

Desde que practico Reiki:

  • Voy al campo con gafas.
  • Aparco bajo los árboles.
  • Me pongo mi collar.
  • He sacado los adornos en mi casa.
  • He visto películas que antes no me hubiera atrevido.
  • Ahora me atrevo a hacer cosas que antes era incapaz de hacer.

 

Esto no quiere decir que lo haya superado, pero puedo controlar sensaciones que antes me hacían perder el control.

 

Sé que Reiki va donde más lo necesita mi Ser interior, pero yo lo he utilizado en esos momentos y me ha ayudado muchísimo.

 

Reiki me ha proporcionado “VALOR”, sí, con mayúsculas.

 

 

Otros beneficios observados

 

Mejora en la calidad de los pensamientos. He dejado de buscar “cosas” que me perturben a mi alrededor, no pongo intención en hacerlo, me sale solo. Lo de estar dando vueltas a las cosas en la cabeza se está acabando.

 

Antes me salían herpes en la comisura de los labios de forma habitual, me ponía cremas con corticoides pero continuaban saliendo. Esto ha sido así de toda la vida, por estrés decía el médico. Desde que practico Reiki ya no me han vuelto a salir.

 

 

1 de febrero de 2018

 

 

 

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